lunes, 10 de febrero de 2014

Historia 2

Estábamos en el día 23 de julio de 2010 en nuestra casa de campo. Era un día bastante soleado, lo suficiente para que mis primos pequeños propusieran ir a dar una vuelta en bicicleta. La idea me pareció genial, pues hace poco me había comprado una bici nueva, pero no había tenido la oportunidad de estrenarla. Así que yo cogí mi nueva bici, mis primos cogieron las suyas con ruedines, y salimos al campo. Nos metíamos por caminos que no habíamos visto en nuestra vida; aun así, nos emocionaba la idea de explorar el campo. Pero llegó un momento en el que no sabíamos por donde habíamos venido. Los niños, cuando se dieron cuenta de la situación, empezaron a llorar. Yo, entre la situación y el llanto de los niños, estaba cada vez más nervioso. Pero entonces recordé que llevaba mi móvil encima, así que llamé a mis padres para que nos ayudaran. Como ellos conocían aquel campo, les describimos el sitio en el que estábamos y ellos nos dieron las indicaciones para volver a casa.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Relato

Ese día, la calle estaba repleta de gente. Llovía muchísimo, pero aun así se veía a gente sin paraguas, incluso sin gorro. La gente corría hacia su destino. Los adultos a trabajar, los niños a la escuela... Pero había alguien parado en la calle. Estaba apoyado en la pared de la panadería de la esquina. Era un sujeto extraño. Yo estaba en mi terraza y no lo podía ver bien, pero así me pareció desde lejos: era un hombre de complexión media, vestido con un sudadera blanca, una chaqueta negra y encapuchado. El tipo parecía que estaba esperando algo o a alguien. No se, su actitud me pareció un poco sospechosa. Tenía la cabeza gacha, y miraba su móvil cada dos por tres, como si le mandaran un mensaje cada 5 segundos. Los minutos pasaban, y yo seguía embobado con las acciones de aquel extraño encapuchado. Pero varios minutos después el sujeto miró de nuevo su móvil. Miró a todos lados, arriba y abajo, y entonces me vio. Se que me vio. El extraño apartó su mirada un instante después, dobló una esquina y se fue andando rápidamente. Mientras seguía con la mirada todavía al extraño, escuché un tremendo ruido, un ruido que casi me deja sordo. Entonces fue cuando miré al frente y vi el panorama. ¡Había habido una gran explosión en la calle! Un coche bomba había explotado y algunas personas habían resultado heridas, pero afortunadamente parecía que no había ningún muerto. Aun así el panorama era horrible: gritos por todas partes, personas corriendo... Han pasado 3 años del suceso, y aún no se ha atrapado al culpable. Pero yo sigo pensando que el extraño encapuchado fue el verdadero culpable.